Marzo 7 del 2022
Café con Dios
“Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión.”.
Deuteronomio 30: 16
Cuando alguien te hace alguna recomendación, normalmente escuchas y utilizas esa información de acuerdo a tu propio juicio. De ahí decides qué hacer. Con Dios, en algunos aspectos, funciona de esa manera, pero en otros no.
En esta palabra “te ordeno que ames al Señor y que andes en Sus caminos” no hay otra opción más que obedecer.
Sin embargo, el mundo y sus principios intenta convencernos de la falta de libertad que se deriva de esta obediencia al Señor. Y eso es ¡falso!
Tal vez si leemos el versículo al revés y parafraseado puedas ver más claro el mensaje: tengo un plan especial para ti y quiero llenarte de bendiciones porque te amo. Lo que necesito de ti es que me ames y andes en mis caminos, que obedezcas mis mandamientos y guardes mis leyes.
El Señor tiene buenos planes para nosotros. Pablo nos dice que cosas que nunca imaginamos son las que el Señor tiene para los que le obedecen. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo obedecer completamente sabiendo que habrá tanta bendición y cuidado de nuestro Señor? Porque implica entregar las riendas de nuestra vida y ceder al Señor el trono de nuestras decisiones. Porque somos egoístas. Porque no entendemos que es por nuestro propio bien. Porque seguimos pensando que el mundo tiene más que ofrecer que nuestro Dios. ¿Qué otra razón tienes para no obedecer a Dios?
Si crees en Dios, hoy te tengo una noticia: Él te pide que lo ames y lo obedezcas en absolutamente todo. Que mantengas tu vida alineada a sus principios y andes en sus caminos. Que te apartes del pecado y busques estar en comunión con Él. A cambio, Él te promete cuidado, abrigo, sustento, techo y sobre todo amor.
Lectura bíblica: 1 Samuel 23